martes, 30 de octubre de 2007

El devenir de un libro


Escuché una vez al profesor Manuel Fernández Álvarez en un seminario relatar como el éxito del Quijote se debe en buena medida al interés de una embajada francesa que, buscando las últimas novedades literarias en España, habría acudido a preguntar a la sede de la Inquisición en Toledo, en donde habría recibido la noticia del Quijote.

El mundo editorial es buen ejemplo de que el devenir de las cosas pasa por relaciones insondables. Por ejemplo:

¿Quién ha oído hoy hablar del libro de Depéret que mencionabamos en las entradas anteriores?.

¿Quién ha tenido en sus manos un texto de Edward Cope o de Albert Gaudry?. ¿Cuántas ediciones de los mismos se han hecho en los últimos cien años?. ¿Acaso son sus aportaciones a la Paleontología y al estudio de la evolución nada en comparación con la que en apariencia sería obra por excelencia, pieza clave de todas las teorías evolutivas, traducida a todos los idiomas y editada en todos los formatos que es la obra de Darwin?. ¿Qué contiene, pues, ésta que, a lo largo de los años habrá pasado por obra magna?. ¿Acaso su relato de la Selección Artificial en granjas aporta algo fundamental al estudio científico de la evolución?. O,…¿ tal vez su valor reside en los detalles del relato de la exploración de Darwin?. Si así fuese: ¿Qué contiene que la haga diferente de los relatos de los viajeros y naturalistas, algunos inéditos, otros ni tan siquiera escritos formalmente y en su mayoría desconocidos?. ¿Quién, en España, sabe decir hoy una palabra acerca de la Comisión Científica del Pacífico (1862-1869), o de Marcos Jiménez de la Espada? ¿Habrían descubierto algo estos señores digno de nuestro interés?, o,.....¿acaso por un azar misterioso el hecho de descubrir cosas en las exploraciones habría sido reservado a Darwin?.

Pues bien, la obra de Darwin fue potenciada por avatares de la historia que poco tienen que ver con su interés científico y, sobre todo porque propugnaba un modelo competitivo en la naturaleza, que era el que convenía a una sociedad materialista en la que el trabajo y la competición se establecían como fundamentos de convivencia. La obra de Darwin no se ha divulgado por su calidad y su rigor científico, ni por su contribución al conocimiento de la evolución, ya que muchas obras de gran calidad y rigor y conteniendo valiosas contribuciones no han tenido tal divulgación. Tampoco por la genialidad intrínseca de su autor, tan repetida por sus aduladores, cuya inexistencia se prueba por sí misma al leer párrafos de la obra “El origen del hombre”, sino por motivos de otra índole. Por la conveniencia de mantener en pie y difundir una ideología, un modo de interpretar la naturaleza y el mundo, no científico sino dogmático y no carente de amplias y profundas repercusiones sociales. Por el mismo motivo, la obra de Depéret ha permanecido olvidada, acumulando polvo en librerias poco frecuentadas.


lunes, 29 de octubre de 2007

Una sana teoría II




Esta entrada es continuación de la anterior. Ambas contienen un comentario del libro "Les transformations du monde animal”, de Charles Depéret (1854-1929; en la imagen de arriba). El comentario es parte del libro titulado "Treinta y tantos libros y un prólogo abierto para una nueva biología”, que será publicado en 2008 por Ediciones Crimentales. Otros comentarios que forman parte de este libro son el del libro "Filosofía Zoológica" de Lamarck, por Máximo Sandín y el comentario del Libro "Pensando la evolución, pensando la vida"de Máximo Sandín, por Emilio Cervantes, titulado "Remedios para la frustración".




La inaptitud de las formas especializadas de Edward Cope (1840-1897; en la imagen), ilustrada mediante su análisis de la evolución de los vertebrados, permanece casi olvidada en una época en la que lo principal es el positivismo que consiste en suministrar una explicación para todo aquello que nos maravilla ignorando lo que no vemos. Pero la naturaleza opera muchas veces en silencio y, formas en apariencia menos vistosas, pueden resultar a menudo más eficaces.

Albert Gaudry es uno de los últimos paleontólogos de la escuela francesa. Entre 1878 y 1890 apareció su obra magna en tres volúmenes: “Les enchâinements du monde animal” en la que aplica todo el conocimiento de la paleontología al estudio de los cambios de la fauna. Si en un sentido estrictamente profesional su obra no es absolutamente genial, su “Essay de Paleontologie philosophique”, publicado a continuación, es un ejemplo de claridad en la exposición y estilo asociados con el esfuerzo visible de hacerse comprender; cualidades todas ellas que, a partir de la segunda década del siglo XX, brillarán por su ausencia.

Karl von Zittel expresó : “La science aspire avant tout a la verité. Plus nous serons convaincus de la fragilité de la base de nos connaissances theoriques, plus nous devrons tendre a les consolider par des faits et des observations nouvelles" y el comentario de Déperet que sigue a esta frase es :

"Sages conseils que feraient bien de méditer et de suivre les paleontologistes a l’esprit aventureux, enclins a construire, avec une hâte febrile, des arbres genealogiques sans nombre, donc les troncs pourris, suivant l’expression imaginée de Ruteimeyer, aussitôt demolis que dressés, jonchent le sol de la fôret et en rendent l’accés plus difficile pour les progrés de l’avenir" .




Depéret, Ch. 1929. Les transformations du monde animal. Eds Flammarion, Paris.



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viernes, 26 de octubre de 2007

Una sana teoría I



El comentario del libro « Les transformations du monde animal”, de Charles Depéret (1929) que se presenta en esta entrada y en la siguiente, es parte de un libro titulado « Treinta y tantos libros y un prólogo abierto para una nueva biología”, que será publicado en 2008 por Ediciones Crimentales. Otros comentarios que forman parte de este libro son el del libro "Filosofía Zoológica" de Lamarck, por Máximo Sandín y el comentario del Libro "Pensando la evolución, pensando la vida"de Máximo Sandín, por Emilio Cervantes, titulado "Remedios para la frustración".



Charles Depéret (1854-1929), geólogo y paleontólogo, decano de la Facultad de Ciencias de Lyon y miembro de l'Académie des Sciences de Francia, publicó este libro en el año de su fallecimiento. Este importante detalle otorga al libro un paralelismo con el libro de Gould, anteriormente comentado y publicado también en la proximidad de la muerte de su autor. Ambos podrían ser considerados como exponentes de la paleontología de sus respectivas épocas. Mucho más humilde, clara, serena y reposada la escritura de Déperet que la de Gould. Ésta, a cambio, mucho más arrogante, ambiciosa y confusa.


Observado esto, la pregunta es inevitable: ¿Qué ha ocurrido en los setenta y tantos años que median entre la época de Depéret y la de Gould?. Evidentemente, en esos años han ocurrido muchas cosas. Una gran guerra y el asentamiento de un nuevo equilibrio de poder en el mundo entre otras. Pero semejante lapso de tiempo es, según Ortega y Gasset el justo para el desarrollo de una generación intermedia. ¿Qué encontramos acerca del tema que ocupa ambos libros, es decir la evolución, en la generación intermedia, o sea entre 1929 (Depéret) y 2002 (Gould)?. Curiosamente, encontramos documentos interesantes. Por ejemplo, el libro de Dobzhansky titulado “Genetics of the Evolutionary Process” (1970) y el de éste autor con Ayala, Stebbins y Valentine, titulado “Evolution” de 1977. Entre ambos, la frase ya mencionada y criticada desde el punto de vista actual (“En Biología nada tiene sentido si no se considera bajo el prisma de la evolución”; 1973). Lo que ha ocurrido en la distancia que media entre uno y otro autor es la generación del paradigma neo-darwinista que ha venido a introducir a presión la Selección Natural (o mejor dicho, directamente confusión) en el incipiente panorama de la Biología. A hacer de la maravillosa disciplina de la evolución, un cúmulo de pretensión queriendo que el público vea la poderosa disciplina de la Biología Molecular, intachablemente experimental, dirigida por el dogma de la tautología darwinista (aquí todo será competición).

En el libro de Depéret se presentan paulatina e impecablemente cada uno de los autores que han contribuido al estudio de la Evolución. El reparto es más equitativo y ponderado que ningún otro visto desde entonces y por sus páginas desfilan a través de un espacio justamente repartido un elenco de autores e ideas: Buffon, Goethe, Oken, Cuvier, Lamarck, Saint-Hilaire, Darwin, Haeckel, Neumayr (la principal cuestión en evolución es la variabilidad de las especies; El problema de la aparición de la vida siempre quedará fuera de nuestro campo de estudio), Edouard Cope (La supervivencia del más apto no es el origen del más apto; doctrina de la no-especialización), Albert Gaudry, Karl von Zittel. Mencionemos brevemente alguna idea en relación con los tres últimos autores citados.

miércoles, 24 de octubre de 2007

Definición de la vida I





Definimos la vida como un conjunto de propiedades que existen en algunos seres, lo seres vivos, pero conocemos innumerables ejemplos de seres vivos que no cumplen unas u otras de estas propiedades. La distinción entre seres vivos y seres que no lo son, acaba siendo así plenamente arbitraria. Nos guste o no, no hemos definido la vida. La Biología avanza y en su avance va dejando atrás la pregunta fundamental que no ha resuelto: ¿Qué es la vida?.

Inauguramos una larga serie en la que iremos introduciendo definiciones de la vida tomadas de aquí y de allí, con la intención de ver, cuán lejos nos encontramos de dar una definición precisa. Eludir una definición es una de la propiedades más características de la vida. Por eso comenzamos la serie con una definición que no gustará a los académicos:

La vida es todo aquello que elude ser definido.

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jueves, 18 de octubre de 2007

La Biología de hoy

La Biología de hoy es el producto del Método Científico aplicado de manera ejemplar a la experimentación con los seres vivos. El edificio de la Biología se construye sobre columnas establecidas a lo largo del siglo XIX: La Teoría Celular, las leyes de Mendel, el uso y descripción del Método Científico en Fisiología por Claude Bernard y, ya a finales del siglo o a primeros del siglo XX, la fundación de la Genética con el re-descubrimiento de las leyes de Mendel, y de la Bioquímica con Buchner. La Biología florece en la segunda mitad del siglo XX, como ciencia experimental, porque tiene estos fundamentos. Toda aproximación al estudio de la naturaleza con otras premisas es algo radicalmente diferente.

La Biología de finales del siglo XX y principios del XXI es una ciencia decidida y plenamente experimental. Todas sus teorías e hipótesis (B) han de tener en cuenta los resultados del Método Experimental (A). El pretender, por ejemplo, que el estudio de la evolución está en la base de la Biología Moderna es una visión torpe y engañosa. Por el contrario, los resultados experimentales de la Biología han de dirigir el estudio de la evolución porque en Biología, la dirección es de A hacia B, con un predominio en la base de los resultados experimentales.

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miércoles, 17 de octubre de 2007

Teoría indigesta



Como decía en las entradas anteriores, hoy la palabra Ciencia tiene al menos tres significados completamente diferentes (Conocimiento, Ciencia experimental y Ciencia Mercantilizada). Correspondiéndose, uno a uno, con esos tres significados, la palabra Teoría tiene al menos otros tres significados (Cualquier tipo de conocimiento no aplicado, explicación que se da de un fenómeno y que puede someterse a experimentación y cualquier mezcla de las otras dos realizada de modo arbitrario a gusto del autor).

Si la Biología es netamente una Ciencia Experimental (tipo 2 de Ciencia), no puede mantenerse sino en base a teorías experimentales (tipo 2 de Teoría). Si, por el contrario admitimos que la Biología es Conocimiento no experimental o Ciencia Mercantilizada, entonces, cualquier teoría vale.


Pues bien, la Teoría de Evolución de las Especies por Selección Natural no puede someterse a experimentación. No porque trate de la evolución y esta no pueda someterse a experimentación (hay muchas maneras de abordar problemas evolutivos de manera experimental), sino porque es una tautología.

Entender lo que es una tautología no es algo fácil en los tiempos que corren. Ya Leibniz decía: “las meditaciones de los teólogos y de los filósofos que se llaman escolásticos no son enteramente despreciables. Los escolásticos sabían, mejor que sabemos hoy, distinguir entre una tautología y una afirmación que no lo es. Si yo digo "la luz es lo que me ilumina", es tautología; es equivalente a decir "la luz es la luz" o "lo que me ilumina es lo que me ilumina". Así mi conocimiento acerca de un objeto (la luz) no puede avanzar. Si yo hago experimentos en el laboratorio para ver qué individuos sobreviven en una población con distintos tratamientos o qué especies en experimentos de competición, siempre el que sobrevive será el más apto en esas condiciones y no puedo avanzar en el conocimiento de los mecanismos. Si yo sospecho que la poliploidización puede ser un medio de especiación, lo que he de analizar es el mecanismo de esa poliploidización. De nada me sirve decir que esto hace más apto al organismo.

Al contrario de lo que debería ser, el neo-darwinismo propone una Teoría Evolutiva no experimental (que a mayores, es una tautología) como aspecto clave, no sólo del estudio de la evolución, sino más allá de eso, de la Biología.

Uno de los principales representantes del neo-darwinismo, Theodosius Dobzhansky lo dijo muy claramente en una frase que todavía hoy se repite a menudo : “En Biología nada tiene sentido si no se considera a la luz de la Evolución”. Ya he criticado esta aseveración, que es insostenible con el punto de vista de la Biología robusta y experimental de primeros del siglo XXI y que, en justicia, debe hoy re-interpretarse al revés, es decir: “En Evolución nada tiene sentido si no se considera a la luz de la Biología”.


Al socorro de este pilar ruinoso del neo-darwinismo viene, más recientemente, el libro titulado “The Structure of Evolutionary Theory” de Stephen Jay Gould.


El título del libro indica que su contenido es amplio, es decir que necesariamente ha de referirse a la Teoría Evolutiva en sentido extenso (sentido 1 de arriba, cualquier tipo de conocimiento no aplicado; no Teoría científica puramente experimental y comprobable), lo cual, hecho de una manera objetiva, habría sido una tarea verdaderamente loable, equivalente a la que Charles Déperet había hecho en 1929 en su libro "Les transformations du monde animal".


Evidentemente, el libro de Gould es extenso (1433 pp); tal vez el más pesado de la Historia de la Biología (2,3 Kg). Ciertamente contiene multitud de datos interesantes y hasta algunos de sus críticos lo han interpretado como anti-darwinista. Ahora bien: ¿Es su contenido objetivo?. La respuesta es: no. ¿Por qué?. Porque pone como base de la Teoría Evolutiva a la Teoría de Evolución de las Especies por Selección Natural, lo cual no solamente no es una Teoría Científica sino que es una tautología. En este sentido, Déperet, setenta años antes, lo había hecho mucho mejor, indicando alguna teoría mucho más atractiva y, no como base de nada, sino como puro punto de partida para desarrollar el conocimiento (es lo que debe ser una teoría). Déperet nos habla, por ejemplo de La inaptitud de las formas especializadas de Cope, como una teoría que puede ser de gran utilidad para comprender la evolución.


Gould, al contrario que Déperet, se define como claramente darwinista cuando, muy al comienzo de su libro (p 18) presenta la figura de un coral, anclado en el suelo, al que equipara con la Teoría Evolutiva y dice: The central trunk (the theory of natural Selection) cannot be severed, or the creature (the theory) dies.






Pero en esa simple figura del coral va encerrada la gran trampa. Una teoría nunca puede estar anclada en el suelo y además: Si la teoría muere, entonces ¿Qué?. La muerte de una Teoría Científica siempre son buenas noticias, significa que otra mejor la ha reemplazado. Por eso, aquí preguntamos:


¿Por qué ha de basarse la Teoría evolutiva en sentido amplio en la teoría de Darwin?.
¿Acaso no se trata ya esto de un punto de partida dogmático?


Pretende Gould así, junto con los neo-darwinistas igualar Darwinismo y ortodoxia en la teoría evolutiva. Dogmatismo como punto de partida. La teoría, pintenla ustedes como coral, o como lo deseen, está ahí para ser substituida por una mejor. Lamentablemente, esto no puede ocurrir si la Teoría no es tal Teoría, sino una tautología impuesta como Teoría.

domingo, 14 de octubre de 2007

La teoría que se comió a otras dos teorías

Lo mismo que decíamos ayer respecto de Ciencia, es decir, que se le conocen y se usan para ella tres significados bien distintos, podríamos decirlo hoy de la palabra Teoría, porque con cada tipo de Ciencia se da, asociado, un tipo de Teoría.

Con la ciencia del tipo 1 que llamábamos clásica o antigua, se da un significado a la palabra Teoría que puede ser, por contraposición a práctica, el de cualquier conocimiento que no sea directamente aplicado. En este sentido, el uso de la palabra es amplio y generoso, casi sin restricción. Todos podemos tener todo tipo de teorías y conocer teorías de lo más variado.

Con la ciencia del tipo 2, que llamábamos experimental, aquí nos vamos al otro extremo y Teoría viene a ser estrictamente una explicación que damos de algo, después de que hemos validado experimentalmente una hipótesis previa. Este sentido restringido, Teoría es una idea central en el Método Científico.

Finalmente, estaba el tercer significado de la palabra Ciencia; o sea, cuando la Ciencia significa más bien actividad social y económica, no encaminada al puro conocimiento sino más bien a la rentabilidad. Aquí, como corresponde con una acepción liberal, se da a Teoría un uso plenamente liberal. Cuando conviene se toma en sentido amplio y, cuando conviene, en sentido restringido. Se puede tomar simultánea o indistintamente según quién hable y según su conveniencia porque, no olvidemos que en este sentido, lo importante es la rentabilidad. Así concebida, la Teoría , pasa a ser la única superviviente de las tres damas que bailaban en la entrada anterior, quien, utilizando sus prebendas liberales y haciendo gala de un apetito voraz, se ha comido a las otras dos teorías anteriores y ahora baila sola y feliz.


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sábado, 13 de octubre de 2007

Las tres ciencias

Ilustra esta entrada el cuadro de Rubens titulado “Las tres gracias”. Tres hermosas damas muestran sus rotundas formas al gusto de la época en un dinamismo ciertamente equilibrado. El parecido entre las tres damas sugiere una alimentación y un metabolismo similares. Ninguna de ellas habrá robado el alimento de las otras dos.

La palabra “Ciencia” tiene hoy múltiples acepciones. Entre ellas, escogemos tres que, como el cuadro de Rubens, bailan también al unísono; pero en este caso, intentando ocultar una discrepancia manifiesta:

1. Ciencia, en el sentido clásico o antiguo del término, se refiere a todo el conocimiento que tenemos del mundo. En este sentido la Ciencia es equivalente a Conocimiento, y la disciplina predominante, la Filosofía. Hombres de Ciencia eran Aristóteles, San Agustín y San Alberto Magno. Hoy, esta acepción de la palabra es minoritaria y a nivel académico casi se extinguió en el siglo XIX. El gusto por esta Ciencia permanece más bien en algunos humanistas ya de edad madura aficionados a las librerías de viejo entre los que tiende a existir una notable complicidad y pueden establecerse excelentes relaciones de amistad. La Ciencia se ha especializado.
2. Ciencia en el sentido de Ciencia Experimental. Es todo conocimiento obtenido a partir del método empírico, inductivo. Es decir, experimentación. El Método Científico, prefigurado por Leonardo da Vinci y más adelante por Galileo, Francis Bacon y Descartes, alcanza momentos de esplendor en la Química a lo largo de los siglos XVIII y XIX, en la Fisiología de Claude Bernard y en la Bioquímica del siglo XX. Ambas acepciones, la 1 y la 2 se solapan porque la diferencia entre experimentación y observación no es siempre fácil de establecer. Pero la Ciencia Experimental, aunque todavía se da para responder a preguntas fundamentales, se asocia con la especialización.
3. La Ciencia que se ha dado en llamar “Mercantilizada”, que adquiere su esplendor a finales del siglo XX y que busca más obtener aplicaciones que responder a preguntas. Aunque ésta separación es esquemática, ilustra diferentes acepciones de una palabra que conviven en la actualidad y que hacen difícil la comunicación porque si en un científico se da un planteamiento con objetivos comerciales o empresariales, será muy difícil que por esa vía se obtengan respuestas a preguntas planteadas rigurosamente, simplemente porque no se estarán dando tales planteamientos.
En el cuadro de la Ciencia actual, a diferencia del de Rubens, una Ciencia se quedará muy delgada (la Primera) porque la tercera se estará nutriendo a sus expensas.

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jueves, 11 de octubre de 2007

Las palabras y las cosas






El lenguaje determina y marca nuestra relación con el mundo. Por eso muchos filósofos han destacado la importancia que tiene una correspondencia limpia entre las palabras y las cosas.

Enrique Lynch, en su libro “Dionisio dormido sobre un tigre”, una crítica de Nietzsche y su teoría del lenguaje, dice:

Los grandes sistemas del pasado se apoyan, piensa en el fondo Nietzsche, en la supremacía de lo literal sobre lo figurado: y la literalidad presupone correspondencia entre el mundo de los nombres y el mundo de las cosas


Y también:

El lenguaje de los símbolos y lo construido con ellos tienden a usurpar el lugar de las cosas.Los hombres inventaron el mundo al ponerle nombre las cosas y luego olvidaron su gesto; y , asimismo, inventaron el lenguaje y, tras olvidar que era su obra, creyeron que este se creaba a partir de ella.Lo que se ha escamoteado es lo propio y esencial de la cosa. En su lugar está la apariencia de la cosa. La apariencia es, en concreto, la sustitución de la cosa por aquello que la simboliza; para el caso del lenguaje: el nombre.



Refiriéndose ya a la Historia Natural, Michel Foucault en su libro titulado “Las palabras y las cosas” (Una arqueología del saber), dice:

La historia natural no será un lenguaje bien hecho mas que si el juego está cerrado: si la exactitud descriptiva hace de toda proposición una correspondencia constante con lo real (si es posible siempre atribuir a la representación lo que en ella se articula) y si la designación de cada ser indica de pleno derecho el lugar que ocupa en la disposición general del conjunto.


Hoy, la Biología dista mucho, pero verdaderamente mucho, de emplear un lenguaje bien hecho. Hemos de empezar forzosamente por reconocer que existen términos, palabras, que son muy importantes pero que carecen en absoluto de una definición adecuada (vida, especie). Quizás esto ocurre porque entraron en circulación de manera atropellada, o porque tienen su origen en una época en que aspectos fundamentales del pensamiento eran diferentes, de manera que hoy no los entendemos.
Otras palabras son también muy importantes pero se utilizan con ambigüedad: Ciencia, Teoría, Biología. Sin una definición precisa de estas palabras, o, al menos el reconocimiento de que tienen distintos significados y el saber qué significado sirve en cada momento del discurso; sin estas premisas, será imposible conocer qué es la biología y cuál su relación con la vida.

lunes, 8 de octubre de 2007

El Origen de la Vida






Sobre el origen de la vida no sabemos nada. Ni tan siquiera sabemos si la vida tiene o no un origen, puede que sí y puede también que no. Tampoco sabemos qué es la vida.

En esta tesitura y, puestos a elegir, me gusta la definición siguiente:

La vida comienza siempre que una red de interacciones muerde su propio rabo y se cierra sobre si misma

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jueves, 4 de octubre de 2007

Selección Natural




La idea central del darwinismo es una pura tautología, ni más ni menos. A partir de ella es imposible avanzar con un planteamiento metódico y quedamos condenados a dar giros sin fin como los personajes de la imágen hacen en este antiguo juego.


En esencia, dicha idea, se encuentra contenida en el título del libro más famoso de Darwin: "Sobre la Evolución de las Especies por Selección Natural" ("On the Origin of Species by Means of Natural Selection, or the Preservation of Favoured Races in the Struggle for Life"). La idea de que las especies evolucionan por selección natural equivale al siguiente silogismo:

Pr Mayor: Solo algunos sobreviven
Pr menor: Los más aptos son los que sobreviven
Concl: Los que sobreviven son los más aptos

El razonamiento aquí no es inductivo ni deductivo, ni de ningún otro tipo, puesto que no existe. No hay avance alguno en el conocimiento y nos encontramos ante una mera tautología. Cada una de sus dos premisas es una identidad en sí misma e identica a la otra (sobrevivir implica que no todos lo hacen; sobrevivir implica aptitud para sobrevivir) y la conclusión es, igualmente, otra pura identidad (precisamente son los más aptos por ser los que sobreviven). La razón se ha esfumado dejando un planteamiento hueco o laberinto de sinónimos. La conclusión, una obviedad, una frase autoafirmativa (la luz es lo que ilumina, la rueda lo que gira, la verdad lo que es cierto). Verdades de Perogrullo, volantum ludus, giros del tiovivo. No hay avance alguno.

A pesar de la opinión en contra de multitud de científicos y filósofos del siglo XIX, XX y XXI (en español y en inglés), esta tautología se ha mantenido como una Teoría fundamental de la Ciencia. Cinco siglos antes habría hecho reír a cualquier estudiante quinceañero de la Cátedra de Prima de Teología de la Universidad de Salamanca. Las carcajadas se habrían escuchado entonces desde aquí hasta Lima.

Pero,.............. no preocuparse, puesto que para todo hay solución. el propio Darwin nos la da al final del capítulo III titulado, como no, "Struggle for existence” (Contienda por la existencia):


"When we reflect on this struggle, we may console ourselves with the full belief, that the war of nature is not incessant, that no fear is felt, that death is generally prompt, and that the vigorous, the healthy, and the happy survive and multiply."

Que me permito traducir:


"Cuando reflexionamos acerca de esta contienda, podemos consolarnos a nosotros mismos con la plena creencia, de que la guerra de la naturaleza no es incesante, que no se siente miedo, que la muerte llega en general pronto, y que los vigorosos, los sanos y los felices, sobreviven y se multiplican."

Convencido de que esto no puede ser cierto, porque nadie en su sano juicio habría podido llamar a esto Ciencia a través de todo el siglo XX, me quedo con la duda de si en algún momento, al menos al final del capítulo, no tuvo Darwin razón y son, ciertamente, los felices los que sobreviven y se multiplican y que ellos son felices precisamente por no ver la realidad ni dejar que la realidad inquiete sus fantasias. Puede ser, pero esa felicidad que anhela Darwin no es otra que el fin de la Ciencia.

miércoles, 3 de octubre de 2007

Razonar: El silogismo y la tautología




Un ejemplo de razonamiento son los silogismos. A partir de dos premisas, se deduce una tercera (la conclusión). Los escolásticos llamaban premisa mayor a la que contiene el predicado de la conclusión y premisa menor a la que contiene el sujeto.

Ejemplos:
De razonamiento deductivo:
Pr Mayor: Todos los hombres tienen cabeza
Pr menor: Juan es un hombre
Concl: Juan tiene cabeza

De razonamiento inductivo:
Pr mayor: Juan tiene cabeza
Pr menor: Juan es un hombre
Concl: Los hombres tienen cabeza

En la tautología no hay razonamiento, bien porque las dos premisas son idénticas o porque alguna de ellas (o ambas y por tanto también la conclusión) contiene una identidad .

martes, 2 de octubre de 2007

Lenguaje y conocimiento: La razón.



El diálogo entre el lenguaje y el conocimiento ocurre mediante la razón. La razón puede agrupar elementos separados del lenguaje en el conocimiento. Para ello opera el razonamiento. El razonamiento, puede ser deductivo, cuando de expresiones generales se obtienen otras particulares; o inductivo cuando opera al revés, es decir obteniendo expresiones de validez general a partir de lo particular.


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lunes, 1 de octubre de 2007

Lenguaje y Biología





El lenguaje es parte de la naturaleza, pero la representación de toda la naturaleza en el conocimiento toma su forma en el lenguaje. En el conocimiento, expresado en el lenguaje, la naturaleza y el lenguaje son objetos idénticos, comparten el mismo espacio. El diálogo entre lenguaje y naturaleza es directo, más allá de la razón. El lenguaje abre la puerta al conocimiento de la naturaleza. Schopenhauer explicaba esta conexión directa entre el mundo y el lenguaje mediante la voluntad que, en ocasiones, podría ser el motor común a ambos.