lunes, 12 de noviembre de 2007

Explicación de la vida según Ortega y Gasset



Para ilustrar la frase de Tolstoi citada en la entrada anterior, tomo de Ortega y Gasset (1883-1955), de su texto titulado “El quehacer del hombre” lo siguiente:

La vida es quehacer y la verdad de la vida, es decir, la auténtica vida de cada cual consistirá en hacer lo que hay que hacer y evitar el hacer cualquiera cosa. Para mí un hombre vale en la medida que la serie de sus actos sea necesaria y no caprichosa. Pero en ello estriba la dificultad del acierto. Se nos puede presentar como necesario un repertorio de acciones que ya otros han ejecutado y nos llega aureolado por una u otra consagración. Esto nos incita a ser fieles con nuestro auténtico quehacer, que es siempre irreductible al de los demás. La vida verdadera es inexorablemente invención. Tenemos que inventarnos nuestra propia existencia y, a la vez, este invento no puede ser caprichoso. El vocablo inventar recobra aquí su intención etimológica de “hallar”. Tenemos que hallar, que descubrir al trayectoria necesaria de nuestra vida que sólo entonces será la verdaderamente nuestra y no de otro ni de nadie como lo es la del frívolo.

¿Cómo se resuelve tan difícil problema? Para mí no ha cabido nunca duda alguna sobre ello. Nos encontramos como un poeta a quien se da un pie forzado. Este pie forzado es la circunstancia. Se vive siempre en una circunstancia única e ineludible. Ella es quien nos marca con un ideal perfil lo que hay que hacer.

Esto he procurado yo en mi labor. He aceptado la circunstancia de mi nación y de mi tiempo. España padecía y padece un déficit de orden intelectual. Había perdido la destreza en el manejo de los conceptos que son, ni más ni menos, los instrumentos con los que andamos entre las cosas. Era preciso enseñarla a confrontarse con la realidad y a transmutar esta en pensamiento, con la menor pérdida posible. Se trata, pues, de algo más amplio que la ciencia. La ciencia es sólo una manifestación entre muchas de la capacidad humana para reaccionar intelectualmente ante lo real.

Ahora bien, este ensayo de aprendizaje intelectual había que hacerlo allí en donde estaba el español: en la charla amistosa, en el periódico, en la conferencia. Es preciso atraerle hacia la exactitud de la idea con la gracia del giro. En España para persuadir es menester antes seducir.


Pp. 69 y 70 en “Historia como sistema”. Colección el Arquero. Ediciones de la Revista de Occidente. 6ª ed. Madrid, 1970.


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1 comentario:

El Doctor dijo...

"Nada se sabe.Todo se imagina."Pessoa.
"La imaginación es más importante que el conocimiento."Einstein.La verdad;debe ser la búsqueda de toda persona que se precie.El que dice encontrarla es porque se cansó de buscar.La palabra "realidad",debería de ir siempre entre comillas.
Un abrazo.