Existen dos maneras de llegar a esta conclusión. La primera mediante la introspección; la segunda, que es la que utilizamos habitualmente, confiando en lo que han dicho antes que nosotros, otras personas a quienes otorgamos nuestra confianza.
A mi parecer, la mejor manera de entender que todo el conocimiento se basa en la creencia es la primera, la introspectiva. O sea, una especie de prueba mental a la que cada vez estamos menos acostumbrados, porque cada vez debemos más confiar en lo que se nos enseña (bueno, ¡esto es justamente lo que se nos enseña!). No obstante, para los partidarios de la segunda, una cita de Ortega y Gasset, que ya he usado anteriormente:
Al descender por debajo del conocimiento mismo, por tanto, de la ciencia como hecho genérico y descubrir la función vital que la inspira y moviliza, nos encontramos con que no es sino una forma especial de otra función más decisiva y básica-la creencia.
1 comentario:
Yo haría una precisión a este respecto. No estoy de acuerdo con la premisa, pues, según yo veo, el conocimiento no se BASA en la creencia, sino que más bien se NUTRE de ésta.
El verdadero conocimiento (y no estoy hablando de la vedad) viene de la experiencia, en primera instancia, y empleando el término en un sentido amplio. No hablo sólo de la experiencia física, de los objetos. También la experiencia mental (ideas, pensamientos, etc.) y la espiritual (e.g. experiencias místicas).
Concuerdo en que conocer, en el sentido más común que se le puede dar a este concepto, objetivamente es una tarea imposible, pues siempre estas creencias de las que habla Ortega permean nuestra visión y discurso sobre la realidad. Pero proponer que el conocimiento per se se basa en la pura creencia creo que supone un grabe reduccionismo.
Saludos!!!
Matías
Publicar un comentario